Es curioso, pero siento que "Canción del ocaso" está en una especie de diálogo con "Uno de los nuestros". Pero si comparo este libro con algo es con la obra de Willa Cather. Podría ponerla en el mismo pedestal que "Stoner" de John Williams. Podría igualar (y de hecho lo hago) a otras historias "en las que no pasa nada" que me son muy queridas. Es una chavala que al comienzo de la novela llega a ese asentamiento con su familia campesina y que tiene que lidiar con lo que le toca: lo bueno y, a veces, lo malo. Pero Grassic Gibbon no es Hardy, así que pese a mostrarte la crudeza de la vida de vez en cuando, la novela nunca se convierte en una tragedia, Chris Guthrie no sufre emociones que la desbordan, no es un "simple muñeco del Destino". Hay momentos puntuales en el libro que son dramáticos y sabes perfectamente que con cualquiera de ellos Hardy se hubiera montado el dramón de la vida. Más concretamente, contar la existencia de una pequeña aldea (ni siquiera, son cuatro casas) ficticia y que parezca que es muy real y que conoces a tods esos vecinos y vecinas con sus historias, sus manías, sus chistes y sus pequeños rencores.Įs curioso, porque hay varias veces en las que el espectro de Thomas Hardy sobrevuela la historia. Y la edición preciosaĮsta novela consigue ese reto tan difícil que es ir "sobre nada", contar la simple vida de alguien. ¡Leedla! Y compradla, así Trotalibros nos traerá más libros de este maravilloso autor.
No puedo dejar de recomendar esta historia que me ha robado el corazón y que me va a resultar difícil olvidar. exceptuando el amor por la tierra.Įs uno de esos libros tristes y melancólicos que al mismo tiempo está cargado de humor e ironía, que parece narrado por un amigo, alguien que te va contando la historia de su vida y de su familia de una manera tan íntima que al terminar la novela sientes que eres uno más en Kinraddie. La vemos crecer y tener que hacerse cargo de la familia, la vemos enamorarse, sobreponerse a la muerte, a la llegada de la Primera Guerra Mundial que va a acabar con todo tal y como lo conocían en Kinraddie hasta ese momento. Contemplamos la vida que lleva de niña en el seno de una familia complicada, en la que la figura de su madre deja una huella imborrable en ella y en el lector. Por un lado Chris es un personaje maravilloso, que sabe sobreponerse con valentía y dedicación a todo lo que le llega, con su alma divivida por el amor al estudio (esa alma más inglesa) y su pasión por la tierra (su parte más escocesa). La historia de Chris Guthrie y Kinraddie, esa pequeña comunidad de campesinos en Escocia, que deben enfrentarse día tras día a la dura vida del campo pero al mismo tiempo aman y veneran esa tierra, es de esas que se quedan contigo. Sin duda una de las mejores novelas que he leído este año, una auténtica joya que me ha robado el corazón.
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